Quizá no fui totalmente consciente
hasta que visite el museo aeronáutico italiano del lago Bracciano,
que esta situado a poco mas de 30 km al norte de Roma, un paseo en
tren te puede acercar hasta este bello lugar, el caso, es que no me di
cuenta hasta entonces, que allá por los años 30 y 40 el agua y el
aire se fundían para dar un importante impulso a la aviación, hablo
de los impresionantes hidroaviones y su época dorada por así
decirlo, hoy damos por sentado que si queremos viajar a otro país no
tenemos mas que acercarnos al aeropuerto mas cercano, pero en los
años 30, este tipo de instalaciones apenas existían y su
construcción y mantenimiento era una fuerte inversión, así que por
que no aprovechar los puertos que ya existían con hidroaviones
grandes y potentes capaces de realizar grandes distancias, hubo un
tiempo en el que la aviación comercial dependía directamente del
mar, en el caso de Roma el lago Bracciano era su aeropuerto
internacional, los puertos mas importantes del mundo disponían de
instalaciones necesarias dedicadas a la aviación comercial.
Estos aviones eran denominados clippers
en un "guiño" a esos barcos veleros del siglo XIX cuya
característica principal era su velocidad, viajar en uno de estos
hidroaviones era un símbolo de lujo al que solo unos pocos podían
tener acceso.
Entre algunos de estos diseños de
aquellos años podemos encontrar el Martin 130, Sikorsky S-42, Boeing
314 o el Short S25 Sunderland son solo unos ejemplos. Cuando comenzó la IIGM muchos fuerón reconvertidos y utilizados para propositos militares, tales como transporte o patrulla marítima, después de la IIGM el excedente de
aviones de transporte y la abundancia de aeropuertos terrestres
supuso el fin definitivo para este tipo de hidroaviones.
Boeing 314
M-130
Sikorsky S42
Shunderland S25
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